Ariel Bart, talentosa armonicista, compone una música a caballo entre el jazz clásico -como se enseña en Nueva York-, la música clásica occidental y algunas reminiscencias de Oriente Próximo.
Su armónica contrasta con la redondez de sus músicos, y sabe perfectamente dosificar las intervenciones para dejar que el flujo continuo se hinche en un espíritu romántico cercano a la música pictórica o cinematográfica. Esforzándose por traspasar los límites de la armónica creando música original, Ariel Bart aporta un nuevo sonido al jazz, aventurándose en territorios inexplorados con su instrumento.
Ariel sabe cómo hacer aflorar sentimientos únicos, evocados por su armónica: un toque de nostalgia, salpicado de momentos de pura alegría.
